Muchas veces, en el trajín del liderazgo, al llevar adelante un equipo de trabajo  y una empresa, los líderes o gerentes incurren en una serie de errores catastróficos que ponen en peligro su continuidad, o lo que es peor, la continuidad de la empresa.

En este post comentaremos los errores más graves de los líderes con el fin de que podamos evitar repetirlos y garanticemos un liderazgo sano y duradero.

Pretender saberlo todo

Éste es un error muy común en los líderes que creen que ellos tienen la obligación de tener una respuesta para cada pregunta. Bueno, en realidad es así, lo que no saben es que a veces la respuesta puede ser «¡No tengo la menor idea!».

Pretender saber todo es imposible, y por más que el líder se esfuerce, no conviene que distraiga su mente con la incorporación de información que en definitiva no hace al liderazgo. El líder no debe saber, debe liderar, debe organizar, debe GUIAR. Pretender saberlo todo transforma al líder en arrogante, terco y equívoco.

Líder, preocúpate por guiar! si necesitas sabiduría, incorpora un sabio a tu equipo

No dar el ejemplo

Me he cansado de ver líderes que se jactan de su poder y con el se toman atribuciones sin importar que son la vidriera de su empresa. Si yo voy a exigir a un colaborador que trabaje más horas, tengo que estar preparado para hacerlo también. El líder guía y enseña el 90% a través de su ejemplo. El equipo lo imita, lo copia. Si el líder o gerente es el que siempre llega último y el que antes se va y el que menos trabaja, con seguridad que el equipo que lidera está condenado al fracaso.

Para liderar es necesario estar y hacer y actuar en consecuencia y en fase con la exigencia hacia el equipo. Exigir a través del ejemplo es la clave. Utilizar el puesto gerencial como un mecanismo de poder para tener más atribuciones que el propio equipo, es simplemente, un camino hacia el abismo.

No dar la cara

El gerente debe siempre dar la cara, incluso cuando las cosas no salieron del todo bien. El líder es quien defiende a su equipo y SE RESPONSABILIZA por lo que su equipo hace. El líder debe estar al frente, cuando las cosas salen bien y también cuando las cosas salen mal.

El líder que ante la adversidad se esconde o se escapa no es un buen líder. Los gerentes de alto rendimiento son aquellos que enfrentan los errores, que se hacen cargo, que cuidan a su equipo y dan la cara por el. El buen líder asume los errores de su equipo y jamás, nunca, habla mal de sus integrantes.

Es demasiado iluso o demasiado realista

La clave más importante para liderar, es convencer a cada integrante del equipo que lo que hará será trascendente. Para ello el líder debe ser lo suficientemente categórico, ilusorio pero también realista. Es encontrar el equilibrio justo entre la ilusión, el deseo de que algo funcione y la realidad.

Ser demasiado realista a veces es anclarse a un futuro pragmático, llano… es pensar en que nada se puede cambiar.

Ser demasiado iluso puede ser peligroso, porque si esa ilusión no se acompaña de acción organizada, puede que no devuelva el futuro deseado.

Ernesto Che Guevara decía «Seamos realistas y hagamos lo imposible»

Supervisar de más

Este es un error muy frecuente. A veces es preferible y más sano supervisar de menos que supervisar de más.

Si un líder supervisa de menos, a lo sumo incurrirá en errores naturales del equipo, en grietas de información, en cuestiones corregibles, incluso motivará al equipo a demostrar su propio liderazgo, a hacerse cargo. En cambio si supervisa de más puede llegar a ahogar al equipo. Un equipo ahogado trabaja menos, rinde menos, es infeliz, se muere rápido.

Es como las plantas, si no se las riega se secan, si se las riega de más se ahogan. Si se es consiente del agua que necesitan y se les vierte lo justo y necesario, la planta será próspera y tendrá flores maravillosas.

No saber decir que no

Hay gerentes que son negativos y que su respuesta automática y por default es «no», sin embargo hay otro tipo de líderes cuya respuesta automatizada es «si». Que sí a todo. Es el caso del líder que quiere verse positivo y que muchas veces teme decir que no o que algo no esta bien o que tal o cual tarea tiene muchos errores o que determinado diseño gráfico es realmente horrible.

El líder negativo que siempre dice no, al menos es ayuda al equipo a buscar otras opciones. Lejos de lo ideal, no es tan dañino como el siguiente.

El líder que no sabe decir que no, es una bomba de tiempo para la empresa y una pérdida de dinero. No está liderando, simplemente está ocupando un hermoso y cómo sillón que no le corresponde.

El buen líder debe ser ver cuándo y cómo decir que sí y cuándo y cómo decir que no.

No sonreir

La vida está repleta de vida. Desde que nos levantamos y salimos al trabajo hasta que volvemos a nuestro hogar. Millones de cosas pasan en el medio y no disfrutar de la vida es síntoma de que tenemos la cabeza demasiado ocupada pensando en problemas, y si no disfrutamos de la vida, no podemos liderar.

El líder debe sonreir, debe motivar a su equipo a que disfrute de sus tareas. Debe contagiar felicidad, ánimo, alegría. Por supuesto habrá momentos negativos pero debe compensarlos con momentos positivos.

No sonreir, es resignarse ante la vida. No se trata de sonreir por uno, sin por el equipo.