Parece ser que la inteligencia no tiene que ver con quién piensa más, sino con quién piensa menos. Las soluciones rebuscadas son tal vez un síntoma de un pensamiento clásico, de una deducción básica, elemental. Todos tenemos acceso a los manuales y parece ser que buscamos, fervientemente, soluciones de manual constantemente. Pasos, procedimientos, etc…

Por otro lado pensamos que el esfuerzo es lineal con el resultado. Mientras más me esfuerzo, mayor resultado obtengo. Y ésto no necesariamente es así, al menos no es así en las soluciones. Cuánto más me esfuerzo más me canso; cuánto más me esfuerzo más me agobio; cuánto más me esfuerzo más compleja es la solución…

Para los problemas complejos no hay nada más efectivo que pensar con simpleza, que utilizar el instinto, que pensar…que pensar? justamente, tratar de no pensar… algo así como crear sin pensar. Dejar que fluya… imaginar… no pensar, sin forzar, la solución creativa y simple, viene sola.
Un ejemplo de este concepto de no pensar, es lo que le pasó a éste niño:

¿Ahora me entienden? La solución es mucho más simple, clara… y solo «no pensando» la vamos a encontrar. Ojo, no todos los problemas son así, pero la mayoría.

Háganme caso, no piensen tanto y serán mucho más creativos 😉