Antes que nada definamos puesto como un conjunto de tareas y responsabilidades que una empresa agrupa para ser desarrolladas por una misma persona.
Muchas veces nos preguntamos si esa relación entre puesto y persona es la ideal, de hecho nos preocupamos antes de contratar a alguien, de hacer todo tipo de tests y entrevistas previas a la incorporación. Cada persona nueva que se suma al staff viene acompañada con una historia clínica laboral, basada en el resultado de los tests y nuestra propia intuición y valoración.  Así, nos confiamos y damos rienda suelta a las responsabilidades del nuevo trabajador.
“Escoba nueva barre bien” decía siempre mi abuela cuando contrataba un nuevo jardinero. Me acuerdo de su dicho no solo porque vi pasar muchos jardineros por su jardín, sino porque la mayoría de las veces la motivación y el rendimiento de las nuevas personas incorporadas a la empresa decrece a medida que pasa el tiempo, que las tareas se rutinan y que el empleado deja de ser nuevo para transformarse en “esa ya no tan perfecta promesa”.


Existen tres tipos de puesto: el puesto que formula la empresa en base a sus necesidades, el puesto que cree merecer el trabajador dadas sus habilidades, y el puesto ideal que comulga las necesidades de la empresa con las habilidades del empleado.
Estos tres tipos de puesto deberían coincidir, o al menos tender todos hacia el puesto ideal. Sin embargo, la mayoría de las veces, el puesto que requiere la empresa difiere mucho de las habilidades del empleado, al menos de las que éste reconoce como propias.
Ahora, algunos consejos útiles para alcanzar el puesto perfecto:

  1. El puesto ideal no existe ya que muta a medida que el colaborador progresa, la empresa cambia o el entorno económico social varía.
  2. Generalmente la empresa reconoce habilidades de un postulante que ni siquiera la persona reconoce como propias. “Yo no sabía que soy propicio en entornos laborales bajo presión!!!” Es bueno que en el momento de la contratación o promoción del empleado, la empresa le explique detalladamente el valor que él representa para la empresa y que reconozca cada una de las cualidades personales que influenciaron en la decisión de incorporación o ascenso.
  3. No confíe en los curriculums, en cambio deje que la persona cuente su propia experiencia con libertad y Usted perciba que sensación le provoca. Haga pruebas!!!

4. Pregunte. Dialogue con el empleado y acuerde. Concensúe. “A la empresa le gustaría que vos ocuparas tal puesto, a vos que puesto te gustaría ocupar? Porque?”. Aprenda de la persona. Es mas fácil preguntar, que indagar y suponer.
5. El puesto ideal lo dará el tiempo, la rapidez en que el requerimiento de la empresa iguale al del empleado. Es una carrera permanente que si todo sale bien, se traduce en “progreso”.

En conclusión, la empresa quiere cubrir un puesto, el empleado cree que debe cubrir otro puesto y en realidad existe uno ideal que no es ninguno de los anteriores. Es un excelente desafío determinar cual es cual, un trabajo arduo pero entretenido que seguramente mejorará la performance de su empresa.