En su libro No B.S. Time Management for Entrepreneurs, el coach de negocios y consultor Dan Kennedy revela los pasos para lograr lo máximo de tus días frenéticos y apremiados por el tiempo, para que puedas convertir el tiempo en oro. En este extracto editado, el autor describe ese hábito que debes adoptar – y al que debes apegarte sin fallar – si quieres ser exitoso.

Estoy seguro de que existen excepciones, pero hasta ahora, en mis más de 35 años tomando nota de esto, todos a quienes he conocido que adhieren devotamente a esta disciplina se han vuelto extraordinariamente exitosos, y todos a quienes he conocido y que ignoran esta disciplina han fracasado. ¿Será posible que sólo esta disciplina sea tan poderosa que literalmente determine el éxito o fracaso?

La disciplina de la que hablo es la puntualidad – estar donde se supone que estarás cuando se supone que estés, tal como pactado, sin excepciones, sin excusas, cada vez, todo el tiempo. No puedo expresar lo importante que yo creo que es esto. Pero te daré algunas razones del porqué creo en su gran e indescriptible importancia.

 

Primero que todo, ser puntual te da el derecho – la posición – de esperar y exigir a otros que traten tu tiempo con el mayor respeto. No puedes esperar que otros traten tu tiempo con respeto si tú muestras poco o nada de respeto a su tiempo. Así que si no eres puntual, no tienes poder ni autoridad moral. Pero la persona puntual gana esa ventaja sobre el personal, asociados, vendedores, clientes, todos.

Es mi profunda convicción, no se puede confiar en una persona que no puede llegar a sus citas a tiempo, que no puede cumplir con compromisos calendarizados o que no puede apegarse a un horario. Hay una conexión entre el respeto por el tiempo de los demás y el respeto por la opinión, propiedad, derechos, acuerdos y contratos de otros. Una persona revela mucho sobre sí mismo por su puntualidad o falta de ella. Como regla de oro, uso este parámetro para determinar si quiero o no hacer negocios con alguien. Y, cuando violo esta regla, como de forma ocasional absurdamente lo hago, me cuesta caro.

Permíteme darte un ejemplo. Hace una docena de años, una persona buscando hacer negocios conmigo solicitó reunirse en un aeropuerto donde yo tenía una escala de 90 minutos. Se acordó y confirmó por fax que nos encontraríamos en mi puerta de llegada, a mi horario de llegada y luego iríamos al salón de la aerolínea que había en el vestíbulo para realizar la reunión. Cuando llegué, el tipo no estaba ahí. Unos diez minutos más tarde, me llega un mensaje de que debo encontrarlo en la terminal principal donde él se encuentra, puesto que no pudo llegar al aeropuerto a tiempo. Me toma diez minutos en tranvía llegar a la terminal y tengo que dejar diez más para poder volver a mi puerta. Tengo que hacer todo esto para reunirme con un hombre con tan poco respeto de mi tiempo, que no puede organizar su vida para llegar a tiempo a una reunión en su propia ciudad. Si no se le puede confiar un compromiso tan simple, ¿por qué debería alguien confiarle compromisos más importantes?

Aún así, violando mi propia regla, proseguí y acepté a este hombre como cliente. Como era de esperar, las cosas se pusieron feas. El mintió, estafó, fue completamente desorganizado, disfuncional e ilógico. Absorbió una buena parte de mi tiempo y me costó miles de dólares deshacerme de él.

puntualidad

Ahora, he aquí un “secreto del éxito” para ti: no soy la única persona que se ha dado cuenta de este vínculo entre puntualidad e integridad. Simplemente no soy taninteligente. Me he tropezado con algo que un gran número de personas inteligentes, exitosas y con gran influencia que ya saben y usan en secreto esto para tomar decisiones sobre a quién le comprarán y a quién no; con quien harán negocios y con quién no; a quién ayudarán y a quién no; y en quién pueden confiar y en quién no. Si eres una persona impuntual, aquellos a quienes deseas influenciar positivamente te juzgaran negativamente.

Si piensas que las personas exitosas – personas con quienes quieres hacer negocios – no tienen sus propios “sistemas” para juzgar a las personas, eres muy ingenuo. No solo tienen tal sistema, sino que la mayoría de las personas exitosas son tajantes en tener un “criterio de rechazo instantáneo” para no perder tiempo en determinar con quién trabajarán y con quién no.

Uno de mis primeros mentores de negocios dijo que solo hay dos buenas razones para llegar tarde a una reunión con él: la primera, estás muerto; la segunda, deseas estarlo.

Así que, tomando prestadas las palabras de Dale Carnegie, si quieres ganar amigos e influenciar personas, sé puntual. Y, si quieres ahorrarte mucho tiempo y problemas, comienza a usar esta forma de juzgar a quién quiere hacer negocios contigo.

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