Un fenómeno creado por fenómenos, casi la mayoría de las veces pareciera ser coincidencia o fruto del infortuito destino. En eso se parecen los despliegues masivos a una buena estrategia de marketing. El objetivo es claro siempre: MASIFICAR, llegar a la mayor cantidad de personas posible, introducirse sutilmente en todos los cerebros «pensantes» del universo.

En los casos de Ganman Style o el Fenómeno Harlem Shake se propagaron violentamente como un concepto que no hacia falta entenderlo para incorporarlo, que no hacia falta estar de acuerdo para mirarlo, para ver como los demás lo ven.

Si lo pensamos desde otro punto de vista una marca daría lo que fuere por lograr ese objetivo. Sin embargo, el querer hacerlo, el hacerlo a propósito, el planearlo, deforma la idea de que fuese azaroso, de que fuese incorporado inexplicablemente porque quizás, para que así fuese, su origen debería ser igual de inexplicable.

Éste último fenómeno Harlem Shake consta de un video en el que se ve a un grupo de personas haciendo una actividad tranquila y uno de ellos empieza a bailar al compás de una canción que, a los pocos segundos, contagia al resto de las personas quienes bailan desaforados y disfrazados.

Un concepto que ilustra la falta de individualismo de la sociedad, donde un grupo de personas copia lo que hace otro. Bailan porque hay uno que baila. Se contagian de lo inentendible, de lo inexplicable; de una euforia ridícula.

El Harlem Shake emula el consumismo. En pocos segundos de video se evidencia el comportamiento impulsivo de un grupo de personas que termina siendo un rebaño repleto de ovejas bailarinas. Una acción desordenada, ordenada.

Así es como marcas desesperadas por masificarse se suben al tren de Harlem Shake, como dice la canción terroristas del marketing que, cual guerrilleros, invaden las mentes aprovechando los huecos que abre el aburrimiento.

Empezando por Coca Cola:

Siguiendo por un intento de Pepsi por aparentar que esta hecho por consumidores y que es pura casualidad:

Ahora el intento oficial de Pepsi, muy parecido (idéntico) al de Coca Cola:

Es evidente que el mundo atraviesa una falta de recursos creativos que obliga a las marcas a copiar, incluso de los sucesos azarosos de la vida cotidiana sin quizás contemplar los efectos secundarios de sus publicaciones. ¿Dónde quedó la creatividad? ¿la creación? ¿la invención?

Copiar lo copiado es tan falaz como inventar lo inventado. Copiar además un video cuyo contenido es un grupo de personas que copian a otra sin razón, sin explicación no es más que una paradoja.

En conclusión la masificación del concepto de Harlem Shake está explicado por lo que su contenido transmite: un grupo de idiotas que imitan, que se suman a un comportamiento caótico, pero que lo hacen ordenados, obligados por la mera razón de ser diferentes, terminando por supuesto siendo todos igualitos (como Coca y Pepsi).