#Emoción viene del latín emotĭo, y es la alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que aparece junto a cierta conmoción somática. Por otra parte, tal como señala el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se trata del interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo.

Si una marca se conecta a través de la #Emoción con las personas, las involucrará con lo que está ocurriendo y podrá alterar su ánimo para interactuar con el producto de forma directa  y subconsciente.

En otras palabras… es muy beneficioso para las marcas conectarse emocionalmente con las personas;la emoción no tiene lógica ni precio. La emoción es tan relativa que su valor es inmensurable. Un producto “emocional” puede contener un margen de utilidad irracional y una conexión muy fuerte con el cliente.

La relación Producto-Cliente, cuando existe “emoción” de por medio, se transforma en un lazo que trasciende la necesidad satisfecha propia del cliente y se refuerza con una conexión emocional que bypassea el raciocino mental propio del razonamiento.

Ej: Voy a Mc Donals porque mi hijo es feliz (de hecho el producto se llama “cajita feliz”), no por la hamburguesa ni por el precio. Eso para mí no tiene precio. De hecho observen la siguiente publicidad y busquemos donde esta la hamburguesa:

Para diseñar una estrategia de Emo-Marketing es importante antes hacer un listado de emociones, por ejemplo: felicidad, tranquilidad, tristeza, diversión, ironía, etc. Utilizando estas dos últimas cualidades y siguiendo la línea de comidas rápidas observemos otro ejemplo de comunicación:

A otro nivel de producto, pero al mismo nivel en cuanto a estrategia de marketing y de comunicación, un kiosco en #Argentina optó por el Emo-Marketing para comunicar una oferta basada en precio para vender cerveza. Es éste, a mi criterio, un ejemplo claro sobre el marketing de emociones: