Me refiero a la rutina comercial como el trajín diario en el que todos los que generamos productos o servicios, estamos inmiscuidos. La rutina comercial es el acostumbramiento a los quehaceres típicos del negocio, cualquiera éste fuese.

El problema aparece cuando la rutina elimina nuestro sentido de autocrítica, de error. Cuando la rutina disminuye nuestra apreciación sobre lo que hacemos, porque pensamos que lo hacemos bien. Quizás nos confunde el hecho de «lo que hacemos todos los días» está bien, tal es así, que dejamos de cuestionarlo.

La rutina elimina nuestro poder de autocrítica.

Así aparecen algunas cuestiones fundamentales para tener en cuenta

El Precio

La vieja usanza indica que a los costos se le suma la ganancia o markup y de allí deviene automáticamente el precio de venta. Sin embargo este es un gravísimo error que cometemos cuando estamos inmersos en la rutina comercial. En primer lugar si nuestros costos por mal manejo son altos, el precio de venta será demasiado alto. Por otro lado si el costo por buen manejo son bajos, el precio de venta será demasiado bajo y podríamos estar perdiendo oportunidades de ganar más. Por eso, el precio de venta NO debe surgir solamente de los costos, sino de la competencia y por sobre todo del VALOR PERCIBIDO por el cliente.

Dentro de la rutina comercial agende un estudio de precios de la competencia y encuestas de valor a sus clientes (y por sobre todo de los que no lo son)

La Misión

Muchas veces la rutina nos engaña y nos hace creer que nuestra misión es levantarnos temprano, llegar a la oficina, coordinar tal o cual reunión, atender a los clientes, contener al staff, etc. Así, perdemos de vista el verdadero objetivo, la razón por la cual la empresa existe; el objeto primordial de nuestro producto, la razón fundamental y final de todas nuestras acciones.

La misión por sí sola no produce nada, pero creer en ella modifica rotundamente nuestra actitud en cada acción que emprendemos.

Ej:

No se trata de poner un ladrillo sobre otro, ni de construir una pared, ni de construir un hospital. Sino de ser parte de un proyecto que como misión tiene sanar a las personas.

 La Perspectiva del Negocio

Este punto es muy importante y fundamental para el futuro del negocio. Pensemos en la perspectiva de un tren. La rutina nos ubica dentro del tren y nos creemos que allí es donde sucede todo. A lo sumo vemos por la ventana que los árboles pasan y que nos movemos, eso nos deja tranquilos… el tren se mueve.

Debemos cada tanto salir del tren y observar con mayor detenimiento lo que pasa por fuera. El mundo es mucho más inmenso que un vagón y los negocios pasan por el mundo y nuestra interacción con él.

Las vías están preestablecidas y nos fijan en un sentido que no siempre es el adecuado.

Frases como «la rueda esta girando» pueden ser catastróficas para un negocio. Salga del tren, observe desde arriba. Contemple, piense… estrategice.